http://www.rpp.com.pe/2012-02-06-budistas-usan-la-musica-y-el-manga-para-atraer-a-jovenes-japoneses-noticia_448281.html
Esta nueva estrategia es para combatir el
notorio desinterés por la religión y el vacio que se aprecia en los
templos de adoración.
Conciertos
de jazz, cafeterías "espirituales" o incluso personajes manga son
algunos de los recursos empleados por distintas ramasbudistas en Japón
para combatir el creciente desinterés por la religión y llenar de nuevo
los templos.
Cerca de 87 de los 128 millones de japoneses afirman
ser budistas y, de ellos, la gran mayoría son a la vez sintoístas,
puesto que estas dos religiones han convivido en el archipiélago nipón
desde hace 1.500 años y durante esos siglos han entrelazado muchos de
sus ritos y tradiciones.
Pero, aunque el sincretismo religioso
empapa innumerables aspectos de la cultura nipona, lo cierto es que en
Tokio y otras grandes ciudades las visitas a los templos se reducen en
general a ocasiones puntuales como festivales, bodas o funerales,
especialmente entre los más jóvenes.
Para promocionar el budismo
han nacido proyectos como el "Tera Cafe", una cafetería situada
temporalmente en una bulliciosa zona comercial de Tokio que pasaría por
una más de no ser porque su entrada la preside un gran "torii", el arco
que normalmente se alza ante los santuarios como puerta al mundo
espiritual.
En este caso el "torii" sirve para llamar la atención y
atraer clientes a este moderno y muy terrenal local, decorado a la
última, que anima a probar su menú especial vegetariano y que está
gestionado por los responsables de una de las escuelas budistas
presentes en Tokio, la de la rama "Jodo Shinshu".
A un lado de la
cafetería dos jóvenes reparten entre los viandantes incienso y folletos
promocionales, que explican cómo en la cafetería se organizan reuniones
para "desintoxicar cuerpo y mente" y escuchar, cantar o aprender a
escribir sutras (textos sagrados).
"Nuestro objetivo es contribuir
a difundir el budismo entre los jóvenes", explica a Efe uno de los
gestores del local, que al fondo, sobre unos escalones y cuidadosamente
iluminado, exhibe un altar rodeado de flores y ofrendas.
Se
calcula que en los últimos 25 años el número de budistas en Japón ha
pasado de 92 a 87,5 millones, según datos de la Oficina Nacional de
Estadísticas, una tendencia que refleja que cada vez son más los jóvenes
de la tercera economía mundial que se decantan por valores más mundanos
que espirituales.
Mezclar lo terreno con lo religioso es lo que
ha hecho también el templo de Ryohoji, situado en las afueras de Tokio y
donde sus responsables han echado mano de la cultura pop de Japón para
llamar la atención de las nuevas generaciones.
En 2009 instalaron
en la entrada un gran cartel publicitario diseñado al más puro estilo
manga para animar a los jóvenes a entrar, y luego crearon un personaje
propio, "Toro Benten", que parece salido de una serie de anime y que se
ha convertido en el símbolo del lugar.
"Toro Benten" es una joven
de grandes ojos castaños, vestida con minifalda y una túnica rosa y con
una espada en la mano, que hasta cuenta con su propio espacio en el
interior del templo junto a los altares de dioses tradicionales.
En
realidad son más los visitantes que acuden por curiosidad que los que
lo hacen para rezar, lo que no ha impedido que el de Ryohoji se haya
convertido en uno de los templos más populares entre los jóvenes y un
centro de peregrinaje para los "otaku" (incondicionales) del manga.
Por
algo más clásico han optado otras escuelas budistas como las que
gestionan el templo de Unraiji de Osaka (centro) o el de Koseiji, en
Akita (norte), que organizan veladas musicales con lemas como "Jazz en
el templo" o "Jazz impression" para atraer a quienes normalmente no se
acercarían al recinto.
La pérdida de terreno de la religión está
ligada a los crecientes problemas de financiación de las organizaciones
budistas en Japón, donde se calcula que hay más de 76.000 templos de
esta doctrina que, en buena parte, subsisten con donaciones de
particulares.
Por eso, casi todo vale para extender el mensaje
budista: hasta hacerlo desde detrás de una barra de bar, como en el
"Vowz", un local abierto por un grupo de monjes en una zona
universitaria de Tokio donde, a ritmo de jazz, los parroquianos pueden
dar un repaso a sus vidas y compartir confidencias con sus nada comunes
camareros.
EFE
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